Mozart, el genio más excéntrico de la música

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12 abril, 2013 por Ana de Mata

mozart

Wolfgan Amadeus Mozart siempre ha dado que hablar. Es considerado uno de los genios de la música clásica pero también se habla sobre su excéntrico carácter. Puede ser que la línea que separa la genialidad de la locura fuese muy tenue en él.

Su música ha pasado a la posteridad como ejemplo del clasicismo, pero hay una obra en concreto que en Curiosaurio queremos resaltar. Se trata del canon Leck mich im Arsch, cuya traducción literal sería “lámeme el culo”. Como leéis… la letra es de autor desconocido, pero el músico no dudó en componer la melodía hacia 1782 en Viena.

Cuando Mozart murió en 1791, su viuda Costanze envió sus cánones y partituras a los editores Breitkopf & Härtel, quienes adaptaron esta obra para que pudiese ser publicada. Sin embargo, en 1991 se descubrió la versión original en la biblioteca de música de la universidad de Harvard. La muestra venía catalogada como KV 231.

Esta obra ha servido para ejemplo de aquellos que aseguran que Mozart sufría el síndrome de Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico que causa tics físicos y vocales a quien lo padece y a menudo está asociado a la exclamación de palabras obscenas o malsonantes, o comentarios inapropiados (cropalia), pero que no se suele manifestar en todos los afectados por este síndrome.

Podría decirse que aparte de esta curiosidad, Mozart es un personaje digno de estudio, o al menos, de causar interés público. Considerado niño prodigio por su padre, Leopold Mozart, viajó desde su ciudad natal, Viena, a numerosas ciudades europeas como Praga, Munich, Hasburgo o Parías, para mostrar sus dotes musicales ante la corte. Con cinco años era capaz de componer obras de cierta dificultad y su capacidad para leer música a primera vista y para improvisar eran excepcionales. Aprendía rápidamente a tocar instrumentos; es conocida su destreza con los teclados (tocaba el piano, el clavicordio y el clavecín, entre otros) y con el violín. Sin embargo, odiaba la flauta, de ahí que sus composiciones para este instrumento fuesen solo por encargo. Gracias a esto, se incluyó al clarinete dentro de las orquestas, pues arto del sonido del instrumento de viento, decidió sustituirlo y escribió el Concierto para clarinete K.622, mov1, mov2 y mov3.

A los ocho años compuso su primera sinfonía y a partir de ahí, su capacidad creadora comenzó a fluir como un torrente que solo su muerte pudo parar. De hecho, se calcula que se tardarían veinticinco años en transcribir todo su legado, trabajando en ello unas diez horas diarias. Concretamente escribió 626 obras: veintitrés óperas, diecisiete sonatas, cuarenta y una sinfonías, sesenta y seis arias y veintisiete conciertos para piano, entre otras.

Además, se sabe que escribía sus composiciones de una sola vez, sin borradores. Esto se debe a que primero componía mentalmente y acto seguido lo pasaba al papel.

Mozart tenía un oído brillante, era capaz de reconocer cualquier nota en cualquier melodía a la primera, lo que le llevaba a poder reproducir una canción sin ver el pentagrama, solamente escuchándola una vez. Esto, obviamente, da muestras de su increíble talento para la música.

Como anécdota, se sabe que siendo el genio pequeño, estaba presente en una fiesta que sus padres celebraban en casa, sentado debajo del cémbalo, mientras escuchaba con el resto de asistentes cómo tocaba una orquesta. En un momento dado pidió participar en el recital, a lo que el segundo violín le ofreció su puesto. Ante la perplejidad de todos, Mozart reprodujo la música sin fallo alguno. Jamás había recibido clases de música.

Siendo ya mayor y músico reconocido, Mozart se apostó con su gran amigo Hyden a que no era capaz de tocar una pieza compuesta por él mismo el día anterior. Hyden se sentó en el taburete del piano y comenzó a tocar, pero tuvo que parar porque había una nota central que no era capaz de alcanzar, pues tenía las dos manos ocupadas con otras teclas. Mozart se sentó, comenzó a tocar y cuando llegó a esa nota, agachó la cabeza y la tocó con la nariz.

Además, es sabido que era masón, por lo que para él el número tres tenía especial significado. Muestra de ello es cómo lo incluye en La Flauta mágica, donde se refleja en los tres acordes de la obertura, en los protagonistas, como las tres hadas o los tres niños que guían al protagonista por el bosque.

Pero sin duda, uno de los acontecimientos de su vida que ha despertado más comentarios es su muerte. La teoría del envenenamiento por parte de Salieri sigue hoy en día como posible causa, a pesar de que arrastraba una enfermedad que lo debilitó enormemente, lo que no impidió que terminase su Requiem. Se especula con que Salieri vivía atormentado por el éxito de Mozart y que fue él quien lo llevó hasta la tumba. Sin embargo, no hubo pruebas concluyentes sobre aquello.

Letra de ‘Leck mich im Arsch!’

 Leck mich im Arsch!

Laßt uns froh sein!

Murren ist vergebens!

Knurren, Brummen ist vergebens,

ist das wahre Kreuz des Lebens,

das Brummen ist vergebens,

Knurren, Brummen ist vergebens, vergebens!

Drum laßt uns froh und fröhlich, froh sein!

Traducción

¡Bésame el culo!

¡Alegrémonos!

¡Quejarse es inútil!

Murmullar, mascullar es inútil,

es la verdadera miseria de la vida,

mascullar es inútil,

¡murmurar, mascullar es inútil, inútil!

¡Así que estemos contentos y felices, alegres!

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